Introduciendo el efecto dominó de la locura colectiva como propuesta artística, la compositora presenta un trabajo de estudio considerado como una expresión intrínseca de la necesidad humana por materializar pensamientos y problemáticas sociales, más allá del solo hecho de hacer música.
Flores está de regreso con «Sintomatología» (2024), álbum que a lo largo de 16 canciones ahonda en la oscuridad más densa y decadente de la mente humana: la maldad, el abandono y las secuelas que puede dejar una sociedad caótica.
A diferencia de sus trabajos anteriores, en esta oportunidad Flores se inclinó hacia los sonidos más rockeros, aprovechando elementos como solos afilados, melodías pesadas y letras largas para apuntar a las problemáticas sociales chilenas y los síntomas que estas pueden generar en la población: «Esto es lo que se hace como artista al final, meterse en rollos personales e identificarse con cosas que pasan a nivel social o humanas», explica.
Así, esta placa inspirada en figuras como Charly García, también cuenta con las participaciones estelares de Bastián Fernández, Sebastián Encina y Tania Tapia. Además, hay colaboraciones con músicos tales como Gabriel Mutis, Cristal Espinoza, Calcopiritas, Seba Encina e Ita Maldita.
En «Sintomatología» se habla de determinantes sociales y cómo a veces no es echarle ganas, sino que haya justicia social: «No es un tema cómodo para hablar, sobre todo en Chile donde hay un silencio comodísimo en el que no queremos entrar porque duele esta sensación eterna de impunidad e indolencia», expresa Flores sobre las emociones representativas de esta nueva etapa sonora.
La portada del álbum, diseñada por Ignacio Herrera del Colectivo Basura Moderna, captura la esencia del contenido de «Sintomatología» (2024). Con la imagen de un payaso con la cabeza fracturada, la portada simboliza las múltiples facetas de la vida y la complejidad de la mente humana. Los tonos azulados utilizados generan una sensación de aislamiento, sumergiendo al espectador en el mundo introspectivo de Flores.