La banda formada por enigmáticas monjas volvió a encender a Santiago con su ´Kneel for Pleasure Latin American Tour 2025´
La noche del viernes 25 de abril, la oscuridad tomó forma y sonido en la Sala Metrónomo de la ciudad de Santiago Dogma, la banda europea de heavy melódico formada por cinco enigmáticas monjas, regresó a Chile en el marco de su incendiaria gira ´Kneel for Pleasure Latin American Tour 2025´, el quinteto reafirmó su impacto en el público chileno con un show cargado de sensualidad y crítica social, ofreciendo una misa pagana cargada de pasión, rebelión y riffs electrizantes, con un setlist sólido y un mensaje de libre pensamiento, la agrupación reafirmó por qué su propuesta ya es considerada un auténtico culto moderno en la escena internacional, en IguanaSong estuvimos presentes en esta liturgia, la cual fue una experiencia sensorial que combinó teatralidad, simbolismo y una energía mística, que dejó a todos los presentes rendidos ante su propuesta.
Dogma y su misión de libre pensamiento
Lideradas por Lilith (voz), acompañada por Lamia (guitarra), Rusalka (guitarra), Nixe (bajo) y Abrahel (batería), Dogma surgió de las sombras como una fuerza artística contra el dominio de la superstición, tomando sus nombres artísticos de la tradición cristiana y el folclor europeo, haciendo referencia a entidades femeninas frecuentemente en conflicto con los poderes divinos o con las figuras de autoridad religiosas asociadas con la cristiandad, quienes se unieron para transmitir su mensaje en contra del dominio de la superstición, su música combina la potencia del heavy melódico clásico con un mensaje anti dogmático, cada presentación es una ceremonia donde la pasión creativa reemplaza los antiguos credos.
Desde su formación, Dogma ha capturado la atención de la crítica y el público con su estilo provocador y su intensidad escénica, llevándolas rápidamente de ser una promesa underground a convertirse en una banda de culto a nivel internacional.
Un ritual de rebelión y placer
La ceremonia comenzó con un video que transmite la ácida crítica a la banalidad de las redes sociales y el fanatismo religioso, Dogma dejó claro que su espectáculo va más allá de la música, el quinteto se lanzó al fuego con “Forbidden Zone” donde Lilith irrumpió con su poderosa voz, marcando el tono desafiante de la noche, tema que fue coreado de inmediato pese a algunos inconvenientes técnicos en el sonido, la reacción apasionada del público dejó a la banda visiblemente sorprendida, alimentando aún más la energía sobre el escenario.
Continuando con «Feel the Zeal», la banda inyectó una dosis de adrenalina, contagiando al público con su llamado a la autenticidad y la pasión, el primer momento instrumental vino con el solo de guitarra de Lamia, una descarga virtuosa que arrancó ovaciones, sin perder el impulso, Dogma continuó con «Be Free», donde la entrega del público sirvió de soporte para que el grupo superara cualquier obstáculo inicial, mientras se resolvían ajustes técnicos, la guitarrista Rusalka deslumbró con solos improvisados que elevaron el nivel del show, manteniendo la atención total de los asistentes.
La puesta en escena, cargada de teatralidad y un cuidadoso despliegue estético oscuro, fue acompañada por un sonido contundente, con afinaciones graves y una base rítmica demoledora. Nixe, la bajista, se robó más de una ovación gracias a su carisma y la potencia de su interpretación con su bajo, «Made Her Mine» trajo una carga emocional más intensa, explorando la posesión y la transgresión de las normas impuestas, luego, la enérgica «Banned» reafirmó el espíritu de rebeldía que atraviesa toda la obra de la banda.
En el intermedio, Abrahel desató un demoledor solo de batería, antes de sumergirse en «Carnal Liberation», un tema que celebra la liberación del cuerpo y el alma de las ataduras religiosas «Free Yourself» y «Make Us Proud» siguieron, dos canciones vibrantes que reforzaron el llamado a romper cadenas internas y externas.
El clímax: covers legendarios y una misa de heavy metal
Uno de los momentos más aclamados fue el poderoso cover de «Like a Prayer» de Madonna, transformado en un oscuro himno de heavy melódico, que les ha valido millones de reproducciones en plataformas digitales, la interpretación, intensa y casi ritualística, mostró la capacidad de Dogma para re-imaginar íconos de la cultura pop bajo su lente rebelde.
Cada una de las integrantes de la banda está muy metida su papel, tanto que no hay lugar para interacciones, las chicas nos sorprendieron con un bloque de covers de clásicos del metal «The Tribute» desatando la locura colectiva con fragmentos de «Walk» de Pantera, «The Trooper» de Iron Maiden, «Master of Puppets» de Metallica, «Symphony of Destruction» de Megadeth y «South of Heaven» de Slayer estremecieron la Sala Metrónomo en una celebración brutal de la historia del género con los cuales desataron la euforia entre el público.
El final perfecto: confesión y redención
Para el cierre de esta liturgia oscura Dogma, ofreció dos piezas fundamentales de su repertorio “Father I Have Sinned” y “The Dark Messiah”, donde Lilith desplegó todo su poderío vocal, estremeciendo a la audiencia y consolidando un cierre poderoso para su oscuro ritual, el final llegó de forma abrupta, mientras los últimos acordes de “Tubular Bells” de Mike Oldfield (popularizada por la película El Exorcista) sonaban de fondo, el público comenzó a retirarse de la Sala Metrónomo, sabiendo que habían sido parte de un evento donde la música, la provocación y la libertad se fundieron en un mismo acto de rebelión.
Gracias a la Sala Metrónomo por la invitación.
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✍🏻Reseña Lisbeth Castillo
📸 Fotos y 📽️ Videos: Luis Graterol
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