El miércoles 9 de octubre de 2024 fue una noche que se quedó marcada en la memoria de muchos. Para quienes esperábamos un concierto diferente y fuera de lo común, la presentación de Wardruna en el Teatro Caupolicán no decepcionó en lo absoluto. Esta banda noruega, liderada por Kvitrafn, es conocida por su enfoque en revivir y preservar las antiguas tradiciones nórdicas a través de la música, utilizando instrumentos tradicionales y letras en nórdico antiguo. Desde el momento en que anunciaron su primera visita a Santiago, las expectativas fueron altas, pero también estaba la duda: ¿podrán llenar el Caupolicán?
Mitad de semana y qué mejor que un poco de música en vivo para hacer un alto en lo cotidiano. Si vamos a romper la rutina, ¿por qué no dejar a un lado el rock clásico, el pop, lo urbano e incluso el heavy metal? Optamos por algo mucho más inusual: un concierto de metal folk-sinfónico con canciones en nórdico antiguo. Eso sí que es una salida de rutina. Así que nos dirigimos al Teatro Caupolicán a una hora prudente. Las puertas abrirían a las 19:00, y la banda estaba anunciada para las 21:00, así que pensamos que las 20:00 sería el momento perfecto para llegar y encontrar un buen lugar. Después de todo, no esperábamos una gran multitud para presenciar esta rareza musical. Para nuestra sorpresa, al llegar vimos que la fila daba media vuelta a la manzana. Pensamos que habíamos llegado temprano, que aún no había entrado nadie, y que al ingresar por la puerta trasera encontraríamos lugar en primera fila, adelantándonos a todos los que aún esperaban. Pero ¡gran equivocación! Al entrar, toda el área de la cancha ya estaba completamente abarrotada de fans. Y aquellos que seguían en la fila no hacían más que sumarse a lo que quedaba de la galería, que también estaba bastante llena.
Esta noche no hubo ningún artista invitado. Quizá no encontraron alguna banda nacional que armonizara con el estilo tan particular de Wardruna, o tal vez es una costumbre de la banda mantener su presentación como algo exclusivo. Lo que sí es claro es que, como buenos noruegos, la puntualidad fue clave. A las 21:00 en punto, con el teatro completamente lleno, las luces del recinto se apagaron. En medio de las sombras, se pudieron ver las siluetas de los integrantes de Wardruna subiendo al escenario, tomando en mano sus antiguos instrumentos, y dando inicio a lo que sería una noche de puro hipnotismo musical.
La primera canción de la noche Kvitravn, que en español significa “Cuervo Blanco”, es una criatura rara y sagrada dentro de la tradición nórdica, simbolizando la pureza, la transformación y una conexión profunda con lo divino. La atmósfera de la noche fue atípica para muchos de nosotros, ya que el público chileno, por lo general, es conocido por cantar a viva voz durante los conciertos, al punto de que a veces se vuelve difícil escuchar al vocalista original. Sin embargo, en esta ocasión, nadie conocía el nórdico antiguo como para cantar siquiera los coros (si es que las canciones tienen coros). Todos los asistentes fueron, en cambio, a dejarse envolver por los sonidos hipnotizantes de la banda, con cánticos esotéricos y el uso de instrumentos históricos y tradicionales, entre los que se encontraban tambores con piel de ciervo, flautas, kraviklyra, tagelharpe, arpa de boca, cuerno de cabra y lur. La barrera del idioma no importaba; todos estaban inmersos en la experiencia sonora que ofrecía la banda, envueltos en una oscuridad intencional que hacía que las sombras dominaran el escenario más que las luces.
El setlist fue una experiencia casi ritual. Canciones como Solringen (“El Anillo del Sol”), Lyfjaberg (“Montaña de Curación”) y Rotlaust Tre Fell (“Árbol sin Raíces”) formaron parte del repertorio de la noche.
Con un show que duró casi dos horas, Wardruna apenas hizo pausas para dirigirse al público. Sin embargo, en uno de esos momentos, Kvitrafn agradeció a todos por su asistencia y explicó que su intención no es traer de vuelta las tradiciones vikingas, sino preservarlas y revitalizarlas. Esa misma energía mística se sintió a lo largo de todo el concierto, ya que la música de Wardruna no es simplemente un conjunto de canciones, sino una narrativa que explora la conexión con la naturaleza y la mitología nórdica.
El final del concierto llegó después de 15 canciones, era ya la hora de irse, pero Kvitrafn al ver al público ahí, hipnotizado, con las manos arriba y en un silencio reverente, supuso que esa era nuestra manera, como latinos, de pedir una canción más. Fue entonces que la audiencia finalmente reaccionó, estallando en gritos de alegría y demostrando su ansia por más de la música que tanto los había cautivado. Entonces los musicos volvieron a sus instrumentos para una canción más. Vindavlarljod (“Canción de los Creadores del Viento”) fue el cierre perfecto para una noche que será recordada como única en su estilo. Luego Kvitrafn, en solitario, decidió culminar el evento con una de las canciones que forman parte del soundtrack de la popular serie Vikings, Snake Pit Poetry – «Poesía del Pozo de las Serpientes» (Referencia a la muerte del guerrero Ragnar Lothbrok en la mitología nórdica)
Al salir del teatro, la sensación de haber presenciado algo completamente nuevo y diferente era palpable. Wardruna no solo ofreció un concierto, sino una experiencia inmersiva que transportó a todos a una época y lugar lejanos, conectando con una cultura milenaria a través de la música.
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Gracias a nuestros amigos de Spider por la invitarnos a ser parte de esta esperiencia única .
Reseña / Videos: Luis Graterol
Fotos: Francisco Aguilar
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