El viernes santo en nuestro país se transformó en una locura para los fanáticos del metal. La Sala Metrónomo fue testigo de las sombras desde donde emergieron dos grandes bandas del metal chileno: Diabolvs y Demoniac junto con las legendarias bandas estadounidenses Mortal Skud y Malevolent Creation. La combinación explosiva de estas bandas prometía una velada de pura brutalidad y caos.
Diabolvs comenzó la noche al son de su distintivo sonido Old School Death Metal. Con letras que desafían la norma y denuncian la opresión, la banda estableció un ambiente oscuro y desafiante que preparó el escenario para lo que estaba por venir. Su presencia en el escenario fue como un grito de guerra contra la hipocresía religiosa y la decadencia moral.En su presentación la banda interpretó diversas canciones de su potente repertorio: “Temple of Hypocrites”, “Deceiver Christ” y “The Ancient Spirits”, fueron algunas de las canciones que se encargaron de alimentar aquellas almas metaleras sedientas de brutalidad. La banda chilena agradeció a los presentes, los cuales se dejaron ver desde temprano en las afueras del recinto de la Sala Metrónomo, con el fin de apoyar la escena metalera chilena, algo que siempre se agradece.
Siguiendo el camino trazado por Diabolvs, Demoniac se apoderó del escenario con su ferocidad y manejo instrumental característico. La banda chilena, conocida por sus composiciones originales, tanto en Chile como en el extranjero, arrolló con su poderoso sonido y mantuvo la intensidad interpretando “Nube Negra”, canción de su última entrega con el mismo título. “The Trap” y “Granada” elevaron aún más la euforia de sus fanáticos, quienes con cada riff desplegaban una energía implacable, la cual se mantendría hasta el final de la jornada. La banda se despidió entre ovaciones al finalizar “Equilibrio Fatal”.
La noche mantuvo la tónica cuando Morta Skuld, una fuerza venerada en el death metal estadounidense, subió al escenario de la Sala Metrónomo. Con décadas de experiencia y una reputación impecable, Morta Skuld demostró su gran brutalidad sonora, la cual se acompañó con un gran carisma de cada uno de sus integrantes, quienes aprovechaban de saludar a cada uno de sus fanáticos, quienes durante toda su presentación esperaban estrechar las manos con la banda. Su actuación fue un despliegue de brutalidad y técnica, donde canciones como “Useless to Man”, “Rotting Ways”, “Hatred” y “We Rise We Fall” sirvieron como un detonador para los mosh pit que se formaban en el centro de la Metrónomo.
Y entonces, más avanzada la noche, llegó el momento culminante: Malevolent Creation. La sala se convirtió en un torbellino de caos y destrucción. La banda estadounidense, conocida por su brutal sonido y sus letras sombrías, llevó la exaltación del público al siguiente nivel. Con cada canción, Malevolent Creation entregaba un sonido de excelencia, en conjunto con una interpretación de sus mejores tiempos, en donde el calor no era más que un ingrediente extra a su poderosa puesta en escena.
El estruendo comenzó con la canción “Eve Of The Apocalypse”, la cual sacudió los cráneos de los fanáticos mientras las guitarras retorcidas sumergieron a los presentes a un abismo de locura y desesperación. Cada golpe de batería y cada rugido del bajo, la atmósfera se cargaba de una energía ominosa y poderosa.
A medida que avanzaba la noche, la canción “Coronation Of Our Domain” tomó el relevo, sumergiendo a la multitud en un frenesí de furia. Las letras angustiantes y la intensidad implacable de Malevolent dejaba a su paso respiraciones agitadas y una rebeldía colectiva, en un día de reflexión para la mayoría de los mortales.
Pero en el recinto no había espacio para las convenciones sociales, ni menos cristianas, las legendarias figuras estadounidenses desplegaron toda su energía convirtiendo cada canción en un himno, dotando al recinto de una atmósfera infernal.
Los mosh pits se abrían camino entre la multitud, los cuerpos chocaban unos contra otros en un frenesí de movimiento y energía pura. Era una danza de liberación, una catarsis colectiva alimentada por la brutal música de Malevolent Creation.
Pero la noche aún no llegaba a su fin. Con «Living in Fear», “Manic Demise” y “Blood Brothers”, Malevolent Creation llevó la intensidad a nuevas alturas, arrastrando a la audiencia aún más a su universo de caos y desesperación. Los gritos guturales del vocalista cortaban el aire, mientras que las guitarras rugían con una ferocidad implacable. Era un torbellino de sonido y emoción que dejaba a todos los presentes sin aliento.
En resumen, el Viernes Santo en la Sala Metrónomo fue una noche de pura intensidad y ferocidad. Cada banda fue una expresión del poder y la brutalidad del metal en su forma más pura y despiadada.
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Nota y Video : Hugo Osorio
Fotos: Francisco Aguilar